“Yo también perdí un embarazo” Marcela

Para quienes pasamos por la dolorosa experiencia de un aborto espontáneo, el ser que murió o que acaba de morir es tu bebé. Los términos técnicos (feto, embrión, mortinato) duelen mucho, así como escuchar “mejor que paso ahora que más adelante”, “tenía que ser”, “lo vas a superar”, “son jóvenes, se van a volver a embarazar”, «la naturaleza es sabia». Es difícil enfrentarse a los comentarios cuando sentís que no perdiste un hijo, sino ese hijo.

Tras mi situación emocional por la pérdida de mi embarazo, fue fuerte tener que explicar a los mismos a quienes recientemente les había dicho, que ya no había bebé y a quienes desconocían lo ocurrido y preguntaban por el embarazo supuestamente, todavía en curso. 

La muerte perinatal es una muerte poco comprendida. Le sigue un duelo que es a menudo desconocido, silenciado, subestimado, marginado o negado.

Cerrando ese ciclo que comenzó con un embarazo.

Una maternidad distinta … 

A veces, algunos hijos nos visitan solo por un tiempo. Se marchan mucho antes de lo que esperábamos, inesperadamente, y a menudo sin avisar.

Llegan para no quedarse. Como la mariposa, que se posa por unos instantes sobre la flor y luego emprende el vuelo. No se va de vacío. Y nuestros bebés tampoco. Siempre sentimos que algo nuestro se va con ellos.

No siempre es fácil acostumbrarnos a vivir con ese hueco, desde la aceptación, la confianza y la calma. Aun y así, no por eso deja de ser una experiencia de maternidad. 

Duelo Perinatal

Todos los bebés nacen. No hay un solo bebé que haya sido gestado y no haya nacido nunca. Sin embargo, a veces, hay bebés que nacen sin vida, que mueren durante el embarazo, en el parto, o poco después de nacer.