La lactancia materna proporciona a los bebés todos los nutrientes que necesitan para crecer y que su sistema inmunológico se desarrolle plenamente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF recomiendan que la lecha materna sea el alimento exclusivo de los bebés recién nacidos hasta los 6 meses de edad, se sugiere que esta inicie en la primera hora de vida después del parto, que sea a libre demanda y se evite el uso de fórmulas infantiles y que hasta los 2 años se alimenten con una combinación de la misma con alimentos adecuados y nutritivos para su edad.
Lactancia materna exclusiva (LME): es un tipo de alimentación que consiste en que el bebé solo reciba leche materna y ningún otro alimento sólido o líquido a excepción de soluciones rehidratantes, vitaminas, minerales o medicamentos.
Beneficios para las y los bebés
Además de proporcionar todos los nutrientes y la hidratación necesarios, la lactancia materna ayuda a prevenir infecciones gastrointestinales y respiratorias, obesidad, diabetes, leucemia, alergias, cáncer infantil, hipertensión y colesterol alto. Así mismo, puede contribuir a prevenir la infección la infección por COVID-19.
Las niñas y los niños que son alimentados con lactancia materna tienen menor riesgo de mortalidad en el primer año de vida.
Por otro lado, también se ha observado que la lactancia materna se asocia con el desarrollo cognitivo a largo plazo y el coeficiente intelectual que, a su vez, está asociado con el nivel educativo y los ingresos que una persona percibe.
Beneficios para las mamás
A corto plazo ayuda a su recuperación física, por ejemplo, disminuye el riesgo de hemorragia después del nacimiento y reduce el riesgo de depresión post- parto.
A largo plazo contribuye a disminuir las probabilidades de desarrollar cáncer de ovario, cáncer de mama, diabetes tipo II, hipertensión, ataques cardíacos, anemia y osteoporosis.
Beneficios para la sociedad
La lactancia contribuye al desarrollo de los países pues ayuda a disminuir costos para atender enfermedades como diabetes, cáncer, hipertensión, entre otras.
Además, la lactancia materna ayuda en el cuidado del medio ambiente pues no produce desechos ya que evita el uso de materiales contaminantes para publicidad, envasado y transporte.
En 1981, funcionarios de salud de todo el mundo se reunieron en la Asamblea Mundial de la Salud para hacer frente a las agresivas tácticas de promoción empleadas por las empresas que fabrican alimentos para los lactantes y los niños pequeños, que estaban fomentando el uso de preparaciones para lactantes en lugar de la leche materna y dando lugar a un incremento drástico de la morbimortalidad infantil. El resultado de esos debates fue el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, un histórico marco normativo concebido para poner freno a los intereses comerciales que estaban causando una reducción de las tasas de lactancia materna y poniendo en peligro la nutrición y la salud de los seres humanos más jóvenes.
Se calcula que, gracias al aumento del 50% en la prevalencia de la lactancia materna exclusiva registrado en las cuatro últimas décadas, 900 millones de lactantes en todo el mundo han gozado de la salud, el crecimiento y el desarrollo que aporta la lactancia materna en esa etapa de la vida.
La leche materna es fundamental para la nutrición, la salud y el bienestar del lactante y sus efectos perduran durante toda la vida. Además, reduce el gasto de los hogares, los establecimientos de salud y los gobiernos, protege a los niños contra las infecciones y salva vidas. Otros efectos positivos de la lactancia materna es que aumenta el vínculo emocional entre la madre y el niño y que aporta muchos otros beneficios para la salud mental.
El 40º aniversario de la aprobación del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna nos brinda una oportunidad para celebrar los importantes progresos alcanzados para proteger y promover los enormes beneficios de la lactancia materna, pero también para recordarnos todo el trabajo que nos queda por hacer.
El Código continúa siendo tan pertinente ahora como hace 40 años el pasado año. Algunos fabricantes de alimentos para bebés aprovecharon la pandemia de COVID-19 para promover sus productos, alegando falsamente que la leche materna el virus que causa esta enfermedad. No obstante, tanto la OMS como el UNICEF son muy claras a este respecto: las madres con COVID-19 y aquellas en quienes se sospecha la enfermedad deben seguir amamantando.